Monos y montañas de chocolate

La isla de Bohol (Filipinas), además de ser ideal para bucear, es conocida principalmente por dos atracciones: los tarsiers, unos monitos de ojos saltones y las Chocolate Hills, miles de colinas de color marrón que se extienden a lo largo de Bohol.

La reserva de los tarsiers es pequeña pero cuenta con una veintena de primates, que descansan tranquilamente a la sombra. Son monos muy pequeños, podríamos sostenerlos con la palma de la mano.

Se pasan el día durmiendo pero cuando se despiertan podemos ver sus ojos saltones de color verdoso.

En la foto podemos ver uno de ellos, durmiendo placidamente, incluso podríamos decir que es gracioso. Sin embargo la mayoría de ellos tienen cara de estar enfurecidos o tramando algún tipo de plan.

Las Chocolate Hills, son más de mil pequeñas y uniformes colinas repartidas a lo largo de la isla, tienen este nombre porque en la estación seca se vuelven de color marrón y recuerdan al chocolate. Es una de las principales atracciones turísticas, estas colinas son un orgullo para Bohol, tanto que aparecen en su bandera.

De camino a estos dos puntos de mayor interés hay algunas paradas interesantes. La primera es un bosque, frondoso y fresco, en el que algunos rayos de luz consiguen colarse entre las ramas y alcanzar el suelo. Lo curioso de este lugar, lo que realmente sorprende, es que es un bosque artificial, plantado por el ser humano.

También hay una pequeña reserva de mariposas donde puedes ver las distintas fases de metamorfosis desde el huevo hasta la mariposa, pasando por suaves gusanos y frágiles crisálidas. Por otro lado hay un recinto en el que guardan serpientes, algunos monos, iguanas y gatos salvajes. Los más atrevidos pueden acercarse a tocar los reptiles.  Para acabar otra de las atracciones son unos puentes colgantes, que parecen de manera, pero por suerte, no lo son. Bajo los tambaleantes puentes, un río hace fluir sus aguas.