Ceviche y camarones para nuestra primera cena en el casco antiguo de ciudad Panamá. En la fonda sonaba salsa y los camareros bailaban despreocupados mientras llevaban los platos vacíos a la cocina. Acabábamos de llegar al país y estábamos tan cansados como ilusionados.
No pudimos evitar salir a caminar para calmar la excitación e impaciencia de ese primer día en un lugar todavía desconocido para nosotros. En el casco viejo, cálido aún siendo de noche y poco iluminado, se intuían algunos de los monumentos y calles que recorreríamos a la mañana siguiente.
Casco viejo de Ciudad Panamá
El casco antiguo o casco viejo es el nombre que recibe el lugar al que fue trasladada la ciudad de Panamá en el año 1673. Eso ocurrió después de que piratas ingleses saquearan y destruyeran por completo la ciudad original. La nueva ubicación era mucho más segura ya que se encontraba en una pequeña península rodeada de arrecifes que dificultaban la entrada de los barcos. Hoy en día, este distrito histórico es patrimonio de la humanidad y acoge algunas de las mejores opciones culturales y gastronómicas de Panamá.
Plaza de la Independencia
Eran las 5.00 a.m y nosotros ya estábamos con un ojo abierto y dispuestos a conocer el lugar. Salimos temprano del apartamento y desayunamos una tortilla, zumo de frutas y torta de quinoa en la cafetería El Tántalo. A media mañana, llegamos a la plaza de la Independencia, que es considerada el corazón de la ciudad, y allí nos recibió un coro en la puerta de la Catedral Metropolitana.
Además, había gente local vestida con el traje tradicional panameño: flores, vestidos blancos, cabellos trenzados y sombreros. Mientras disfrutábamos maravillados de toda esta actividad, unas monjitas se acercaron a bendecirnos con un spray y a rezar una oración por nosotros.
El único edificio que se conserva de la época colonial es la Catedral. En su fachada destacan los 12 apóstoles y la estatua de Santa María la Antigua, la patrona de Panamá. Por aquél entonces, esta plaza era conocida como la plaza mayor y al estar el país en manos de colonos españoles en ella se celebraban corridas de toros, carreras de caballos y otras festividades. No obstante, tras declararse la independencia del país, al separarse primero de España en 1821 y después de Colombia en 1903, esta plaza cobra un valor y significado totalmente diferentes.
Pasear por el casco antiguo es una delicia, en cada calle descubrimos nuevos sabores. Suntuosos edificios coloniales de color pastel, vistas a la enorme metrópolis con sus uniformes rascacielos, grafitis que cubren paredes enteras, agradables plazas que dan cobijo a los panameños durante los calurosos días de verano y también algún que otro callejón sucio y descuidado.
Plaza Simón Bolívar
Cada una de las plazas de ciudad Panamá nos cuenta un poco sobre la historia del país. Seguimos nuestro recorrido por la plaza Bolívar, presidida por una estatua de este político y militar venezolano que tuvo un papel clave en la emancipación de Panamá frente al Imperio español. Y es que cuando Panamá se independizó de España, el país se anexionó voluntariamente a la Gran Colombia, una república fundada precisamente por Simón Bolívar que incluía los actuales territorios de Colombia, Ecuador, Venezuela y Panamá. Junto a esta plaza se encuentra también el teatro nacional, construido en estilo neoclásico por el arquitecto italiano Genaro Ruggeri. ¡Vale la pena acercarse a admirarlo!
Las mejores vistas al skyline de la ciudad son desde el paseo Esteban Huertas
Continuamos por el paseo Esteban Huertas, que se encuentra sobre la antigua muralla de la ciudad. Desde allí se aprecian unas de las mejores vistas del Skyline de Panamá. Se dice de muchos lugares, pero Panamá realmente es ciudad de contrastes. El caso antiguo y la gran urbe de rascacielos quedan separados por el océano Pacífico. Es imposible no parar a hacer fotos y descansar. Al final de este paseo se encuentra un mercadillo de souvenirs y artesanías: figuritas de madera, sombreros, bolsos y postales para llevarte un recuerdo del lugar.
La plaza de Francia se encuentra donde acaba el paseo, tras bajar unas escaleras. Este lugar rinde homenaje a la participación francesa durante la construcción del canal de Panamá. La plaza fue construida en los años 20 sobre el antiguo Baluarte de Chiriquí, pues por su ubicación, este enclave era uno de los principales puntos defensivos de la ciudad. De hecho, sus muros eran tan gruesos que llegaron a ser utilizados como cuartel y prisión.
Carlos ya no aguantaba más el calor a pesar de echarse agua por la cabeza cada media hora así que decidimos hacer una pausa. Fuimos a comer al mercado de pescado donde probamos por primera vez uno de los platos más típicos del país: pescado a lo macho con patacones. Lo cierto es que era fresco y estaba muy rico pero alguien había decidido que poner reggeton a todo volumen era una buena idea para disfrutar de la comida así que no tardamos en buscar un lugar más tranquilo.
Bicicletas para pasear por la Calzada de Amador
Por la tarde nos acercamos en Uber a la Calzada de Amador. Fue construida a principios del siglo XX por el gobierno norteamericano al mismo tiempo que el canal de Panamá. Originalmente su finalidad era defensiva, pero hoy en día se ha convertido un agradable paseo con múltiples opciones de ocio. Las familias y parejas del lugar van a pasar la mañana al parque, a disfrutar de un helado, hacer ejercicio o a tomar una copa.
Nosotros decidimos alquilar unas bicis, bueno, una especie de tándem. Nos costó un poco controlarlo al principio y tardamos un rato en darnos cuenta de que mi volante era como el de Maggie de los Simpson, es decir, de juguete. Estrenamos la go pro esquivando peatones y compitiendo con otros carros por ver quién era el más rápido. Cuando no pudimos más, nos tumbamos en el césped a descansar. Estábamos agotados porque nos habíamos despertado de madrugada, así que no tardamos en volver al casco histórico. Nuestro conductor era un tipo curioso, tenía miedo de que le hicieran budú y aunque hablaba en español todo el rato decía ‘I like it!’. Por supuesto, fue una expresión que incorporamos al viaje.
Esa noche cenamos temprano: unos jugos, un poco de pollo y a la cama. ¡Pero no sin ver antes un episodio de la Casa de Papel!
Visita a las esclusas de Miraflores e historia del Canal de Panamá
Nos habían retrasado nuestro vuelo a Bocas del Toro así que decidimos aprovechar la mañana para ir a ver las famosas esclusas de Miraflores del Canal de Panamá. Llegamos justo a tiempo para ver un barco salir.
El canal de Panamá es una de las mayores obras de ingeniería del siglo XX y es realmente impresionante verlo en funcionamiento. Antes de que existiera, los barcos tenían que rodear el continente americano para poder cruzar desde el océano Atlántico al Pacífico y viceversa. Por ello, la construcción del canal supuso una revolución comercial y marítima a nivel mundial, pues consiguió acortar significativamente los tiempos y distancia entre ambos océanos. Las consecuencias directas fueron un cambio de paradigma en cuanto a las rutas establecidas para el comercio marítimo y un gran crecimiento económico.
Durante la visita, además de ver las exclusas desde las alturas, también se accede a varias salas de exhibición donde se muestra la biodiversidad de la zona y se explica la historia de la construcción del canal. El colofón final es una proyección en una sala de cine 3D, con Morgan Freeman de protagonista. Al margen de la sorpresa y risas iniciales, lo cierto es que el video es muy didáctico y explicativo. ¡Nosotros lo disfrutamos!
La construcción del canal de Panamá
La historia de este canal se remonta al año 1882, cuando el francés Ferdinand de Lesseps empezó un primer proyecto en el que se intentó nivelar el terreno que separaba ambos océanos. No obstante, la lluvia, los derrumbamientos y las múltiples enfermedades tropicales que sufrieron los trabajadores le hicieron abandonar sus ambiciosos planes.
Tuvieron que pasar 20 años más para que este proyecto se retomara. En el año 1903, Estados Unidos firmaría un tratado con Panamá que le permitiría llevar a cabo la construcción y explotación del futuro Canal de Panamá. Esta vez, el plan no era allanar el terreno, sino que se construiría una presa para inundar la zona y crear un lago artificial a 27 metros sobre el nivel del mar: el lago Gatún. Los barcos cruzarían de un océano al otro a través de este lago, pero para ello se iba a necesitar un complejo sistema de esclusas.
El proyecto está vez fue exitoso y el canal de Panamá se inauguró en el año 1913. Sin embargo, no fue hasta el año 1999 que los estadonudenses devolvieron la concesión del canal a los panameños. También es importante saber que en el año 2016, después de diez años, finalizaron las obras de ampliación del canal para poder permitir la entrada de barcos de mayor tamaño.
¿Cómo funcionan las esclusas?
Los barcos entran a las esclusas con la ayuda de unos remolcadores que se sitúan a cada extremo y se ocupan de que el navío siempre esté centrado. Toda la maniobra es realizada siempre por un capitán panameño, que toma el control del barco al llegar a las esclusas. Una vez dentro, la esclusa se cierra y el nivel del agua sube hasta que el barco queda a la misma altura que el agua de la siguiente esclusa. Cuando esto ocurre, se abre la siguiente compuerta y el barco avanza. Se repite el proceso tres veces hasta conseguir superar una altura de 27 metros y llegar al lago artificial. Una vez allí, se realiza la misma maniobra, pero esta vez a la inversa.
Volvimos a las pintorescas calles del casco antiguo de ciudad Panamá para comer en un restaurante peruano y recoger nuestras maletas antes de volar a Bocas del Toro, nuestra siguiente parada en este viaje que solo había hecho que empezar.